Y Jesús, viene…

 ME VIENES AL HOSPITAL

 

Me vienes al Hospital

en la alborada, Señor.

Antes que las enfermeras,

Tú te has llegado veloz.

Sin ruido, de puntillas,

alumbrado de un velón.

A veces, Tú me despiertas,

otras, espérote yo.

Y me das los buenos días

y me dices que ya es hoy.

 

Luego, vendrá mucha gente

y muchas cosas al son:

las enfermeras. Y médicos

muy serios, de dos en dos;

radiografías, análisis

electros y percusión.

… Te has quedado? o te has ido?

¡Qué misterio, Señor!

¿Te ven? no te ven? Quizá

te sientan algo en mi voz.

 

Y a veces de Ti me olvido

¿cómo es posible, mi Dios?

Leo la prensa, novelas

“oigo” la televisión.

¡Pero vuelvo a recordarte!

estás en mí, en ti estoy.

Estás en todas las cosas:

noticias, los otros, yo.

Sólo sé que cuando vienes,

aún de noche, llega el Sol!

Nadie sabe qué potente

es esa luz del velón.

¡Toda claridad del día

en este instante nació!

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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