Revelación: estoy llamado al Cielo

  

Soneto

  

Dios, resulta que es Padre. Y por ello

puedo llegar a ser su gran amigo.

¡Qué cosa tan extraña! que consigo

lleve mi ser de criatura, el sello

 

de mi alta misión: “El Cielo mello

a fuerza de llamar y así consigo

entrar, mirar y abrir todo postigo

cual si fuera mi casa.” ¡Oh qué bello

 

sentirse dueño de este Paraíso!

Estoy incorporado a la Familia

pues su Sangre ya corre por mis venas.

 

Ahí, sólo libertad sin compromiso.

Por sus muros me siento bogambilia:

¡roja bandera del Amor sin penas!

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

Comparte esta publicación

Deja un comentario