… tiene el coraje de hablar de estas cosas cuando todo el mundo habla de fútbol y de cosas así más o menos frívolas, insustanciales e intranscendentes: bueno, ¿y tú quién eres, eres un profeta, eres Elías –no, hoy no dirán si eres un profeta o un Elías –, eres un grillado, eres un visionario, eres un fanático político o qué, eres de alguna secta, eres…? Tantas cosas pueden decir, y sencillamente hemos de decirles: mira, no, no soy nada de todo, yo soy el que va por delante preparando los caminos a otro que ésta en medio de vosotros, que no le conocéis, y que Él sí tiene palabras de vida eterna. Bien, ése es nuestro papel de misioneros, anunciar a Cristo, Cristo que está realmente presente entre nosotros, que está en el fondo de nuestro corazón, que se le oye en la soledad y en el silencio, que se le siente cerca cuando uno tiene el coraje de estar solo. De manera que no nos envanezcamos nunca, no somos nada, sólo mensajeros del que está detrás de nosotros, pero muy cerca ya de nosotros, y muy cerca, dentro, de todos aquéllos que nos escuchen perplejos.
Alfredo Rubio de Castarlenas
Homilía de 19 de Diciembre de 1987 en General Vives, en Barcelona