Tajo XV

 

Soneto

 

En la paz verde azul de la mañana

hasta el viento es suave y sosegado.

Nos viene de romero perfumado

y en este campo ni una piedra es vana.

 

Nuestra ansia de andar se nos afana

y ahora los peregrinos ya han marchado,

dejando todo más iluminado

y de Dios la presencia más cercana.

 

Silentes centenarios, los cipreses

nos han visto marchar hacia Gandesa

y me dicen rezando ¡oh si supieses

 

cuanto nos ama María en Monserrate

y sueña en la Albertiana y la besa

y de esperanza el corazón le late!

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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