Lectura del santo Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo entró Jesús en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio, hasta que se paró y dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano.» Pero el Señor le contestó: «Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»

Palabra del Señor.

 

Esta mañana estamos celebrando el día siguiente de la fiesta de Dolores. Las grandes fiestas siempre tienen un día siguiente. Como sabéis vosotros, la Pascua al día siguiente, Lunes de Pascua, fiesta; el día del Espíritu Santo, pues también hay otro día de fiesta en algunas partes, igualmente. Ahora con tantas prisas y con tanta adoración del trabajo, suprimen fiestas del alba, ¡qué hermosas!, y se sacrifica el Corpus, se sacrifican también otras cosas pasándolas a los domingos, la misma Ascensión. Bien, eso tendrá que volver de otra manera para que cobre en el descanso que todo el mudo desea, el ocio, esa civilización del ocio, hay que volver a poner las fiestas a en su sitio para ayudar a centrar bien este ocio, que no sea solamente material sino espiritual, de regocijo también, de reforzarse. Pues bien, hoy, sí, nosotros lo hacemos aquí: ayer fue la fiesta y hoy, también, su prolongación.

 

Ayer inauguramos la capilla restaurada por Dolores arriba, en el corazón de la casa. Yo diría, es la capilla de la cartuja media. Pero ésta es la capilla grande de la cartuja baja, del Espíritu Santo especialmente a la que se abren las puertas y puede entrar mucha gente. Y en esta iglesia tan hermosa que restauramos en gran parte para que no se hundiera –y allí veis la cruz de Santiago y la cruz de santa Eulalia con su palma en aquella piedra; aquí está el nombre de María. Y me alegró, fue una sorpresa para nosotros –nosotros tenemos por patrona principal de la Casa a la Virgen de la Merced, vamos cada mes a celebrar una misa allí–, nos encontramos de una manera inexplicable esta piedra aquí, y dices: bueno, y aquí ¿qué? Es el escudo de la Virgen de la Merced. Y ¡cuánta alegría me ha dado ver ahora!, porque eso es la Orden de San Jerónimo, no viene a qué, y sin embargo aquí estaba, y eso es una caricia de la Virgen de la Merced; como ha sido ahora –cosa que yo no sabía– que nada menos que en la sala capitular está presidida –yo no me había dado cuenta– por un marco que representa la cabeza de san Jordi; me alegro mucho, eso yo no lo sabía.

 

El Evangelio de hoy, ya lo sabéis, el de Marta y María. En un monasterio como éste, que siempre hemos soñado para él soledad, silencio, también el contacto con la gente, ¡cómo no! –esta capilla es un signo de eso–, pero mucho silencio, mucha cartuja media, mucha cartuja con Dios Padre, ¡tan hermoso! Me decía ahora Rafael que qué hermoso es este monasterio, tiene algo, un encanto. Pues bien, en este Evangelio de hoy es muy propicio, Marta y María. Y Marta, fatigada del trabajo, dice: oye, ésa está aquí sentada y no hace nada, ¡que me ayude! En arameo y griego lo que dice Jesús es: no te afanes tanto, no tantas cosas son necesarias, mira, un huevo frito y ya vale, no hay que hacer tanto, lo importante es estar juntos y charlar, no te afanes tanto. Naturalmente que había que hacer una cena, pero que no estropee este papel de María y de Marta, también con María, de escuchar a Jesús que para eso estaba. Y le dice: María ha escogido la mejor parte. No es el todo, es una parte, porque la otra parte ¡vaya si es trabajar y tenerlo todo a punto!, pues evidente. Todas las comunidades de “hippies” y de tal han fracasado porque sí, sí, muy bien, pero luego las cosas no se hacían, ni la cocina estaba a punto ni las basuras se vaciaban, y acabaron enterrados en basura, porque eso no lo hacían. Claro que hay que hacerlo, eso es una de las partes que hay que hacer en la cartuja baja, pero también en la cartuja media.

 

Yo diría que nos ha dado un ejemplo magnífico Dolores. Dolores ermitaña cien por cien, haciendo cartuja solitaria y comunicándonos tantas cosas hermosas en sus escritos, precisamente fruto de esta soledad y de este silencio, de este espíritu recogido, como dice alguien. ¡Qué bien! Y por otra parte ha sido una Marta incansable de hacer todas las cosas, y ¡hay que ver las obras que ha emprendido aquí para la conservación

 

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… en la fiesta de su cumpleaños creo que es una caricia de la liturgia de la Iglesia hoy en este domingo, que nos haya ofrecido este Evangelio para que lo leamos, lo aprendamos, lo asimilemos, lo hagamos carne y espíritu de nuestro corazón y de nuestra alma. Pero a la vez, ¡qué bien!, el Señor nos ofrece un ejemplo viviente de una persona que trata de vivir, y lo hace y muy bien, vivir unidas en su debida proporción estas dos partes. Loado sea Dios.

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

Homilía de 19 de Julio de 1992 en la iglesia del monasterio viejo de las Jerónimas de Trujillo

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