El 9 de diciembre del 2017 leíamos con sorpresa en el periódico El País: “El mercado de futuros de Chicago estrena contratos de bitcoin. Es el reconocimiento oficial por parte del mayor operador con derivados del mundo de que la moneda virtual está para quedarse (…).” Esta noticia relacionada con la rentabilidad y el crecimiento de esta moneda se suma a las muchas que han ido apareciendo los últimos meses. Lo que apunta que conviene hacerse una idea de las características de esta nueva moneda, para luego presentar algunas de las incógnitas de futuro y controversias que incorpora

¿Qué es un Bitcoin?

El Bitcoin —abreviatura BTC, símbolo —, es una criptomoneda[1] que surgió el 3 de enero del año 2009 con la finalidad de facilitar transacciones por internet. Se atribuye su desarrollo a alguien que en su momento se presentó bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto. En la tecnología bitcoin se trabaja con ocho decimales, siendo la unidad más pequeña de esta moneda un 0,00000001 BTC. Esta cantidad se conoce como 1 Satoshi, en honor de su creador.

¿Qué es la tecnología Blockchain, en la que se basa el Bitcoin?

Un problema esencial en las transacciones es la confianza: no nos fiamos unos de otros. Por eso es necesaria una tercera parte que verifique quiénes somos. Una de las formas más frecuentes de verificación son los DNI o los certificados digitales. Pero la cuestión se complica cuando se trata de transferir dinero. Hasta el momento presente, los intermediarios financieros como la banca, las tarjetas de crédito o Paypal, entre otros, han sido imprescindibles. Pero los intermediarios que certifican nuestra veracidad, al tiempo comercian con los datos que obtienen, de manera que se restringe la privacidad. Y sin privacidad no hay libertad.

A la pregunta de qué se podría hacer para evitar estos intermediarios, la respuesta propuesta es que todo el mundo disponga de la misma información. Esto es básicamente una blockchain, o cadena de bloques en castellano: una base de datos, como un gran libro de contabilidad, del que todos los que participan en la red conservan una copia. La clave de esta tecnología es el consenso: si todos tenemos la misma información, dicha información es necesariamente verdad.

¿Cómo funcionan las transacciones en Bitcoins?

La tecnología del protocolo bitcoin, generadora de esta criptomoneda, se basa en dos pilares, íntimamente unidos. El primero se conoce como “minado de bitcoins”, es decir, la generación de bitcoins. Quien preste su potencia computacional al programa del algoritmo criptográfico que genera las cadenas de bloques —ya sea de su ordenador casero o de una gran instalación, ya sea por unas horas o de forma permanente—, recibe a cambio unos bitcoins.

Por otro lado, tanto el emisor como el receptor de una transacción deben de poseer un monedero electrónico (también conocido como cartera, del inglés wallet), monedero que se cuantifica en bitcoins. Con una sencilla orden (más sencilla que la emisión de un correo electrónico), se emite la transferencia desde el monedero electrónico. Las características más relevantes de estas transacciones son: que no entienden de fronteras nacionales, no tienen coste o tienen un coste realmente muy bajo (no intervienen bancos) y son anónimas, por lo tanto, fuera de cualquier control estatal o fiscal. Para contratar un monedero electrónico no se exige la aportación de documentación de identificación de la persona. Algo parecido a las antiguas cuentas numeradas de la banca suiza. Hay diferentes empresas que facilitan el servicio de monedero electrónico en bitcoin al alcance de cualquier persona con un ordenador conectado a la red.

¿Quién garantiza el valor del Bitcoin?

Toda moneda requiere una garantía. Las primeras monedas se acuñaban con metales preciosos, de manera que el valor del metal que contenían era la garantía de valor de la moneda. Posteriormente, con la aparición del papel moneda, el valor lo garantizaba el banco central emisor de los billetes. En todo un país se aceptan los billetes, porque toda la ciudadanía confía en el papel del banco central como garante. Así que la principal preocupación de los bancos centrales es la creación de billetes con unas medidas de seguridad que hagan muy compleja su falsificación.

La garantía de valor del bitcoin se basa en la tecnología criptográfica, que genera estas cadenas de bloques de datos con las transacciones efectuadas, como si de libros de contabilidad se tratasen, que se generan y son almacenados por toda la red de internet. Están a disposición de todos los operadores de transacciones. Si algún operador generase una transacción falsa (por ejemplo, incrementar su cartera en 100 BTC), esta transacción no sería reconocida por el sistema y sería automáticamente anulada.

Futuro de los Bitcoins

Presenta luces y sombras. Por un lado, la evolución de la moneda es espectacular. En apenas 8 años, a diciembre de 2016, la empresa Blockchain informó que había superado los diez millones de carteras Bitcoin en su servicio MyWallet, mientras que otra empresa, Coinbase alcanzaba 5.200.000 usuarios, con 11.400.000 carteras y más de 45.000 comerciantes. Bitpay, una de las principales compañías mundiales proveedoras de monederos en BTC (con interfase en español), ofrece una tarjeta VISA conectada con la cuenta en bitcoin que permite hacer compras en cualquier establecimiento que acepte la red VISA, con lo que ello supone de conectividad.

Por otro lado, el algoritmo matemático generador de los bitcoins define que nunca habrá más de 21.000.000 de BTC. Con esta medida se pretendía evitar la inflación, pero la elevada demanda que hay de esta moneda, ha generado por otra parte una importante inflación. Vemos que, inicialmente, su valor era nulo; en febrero de 2011, un bitcoin equivaldría a un dólar, mientras que en febrero de 2014, un bitcoin cotizaba alrededor de los 600 dólares y este pasado noviembre alrededor de los 8.000 dólares. Esta extraordinaria evolución ha concentrado las miradas de inversores y especuladores, atraídos por tan elevada rentabilidad.

Algunas críticas que se le han hecho se basan en la confiabilidad que, como hemos visto, la ofrece el propio sistema. Efectivamente, alguien puede intercambiar un bitcoin, cuando el adquirente da por válida esta moneda. En este sentido, se ha comparado con las estafas piramidales, en las que el jugador, debe aportar otros nuevos jugadores para recuperar su inversión, o para verla crecer. Rigurosamente, la comparación no sería exacta, pero recoge uno de los riesgos de esta moneda: si la gente deja de creer en su tecnología o de confiar en su credibilidad, su valor se desplomará a cero, y no hay entidad, ni autoridad alguna a la que reclamar. Si bien es cierto que, hasta la fecha, solo se tiene noticia de un fallo de seguridad informática en el año 2014, que se solucionó rápidamente.

Una de las principales ideas fuerza de esta nueva moneda es su anonimato y desregulación oficial: su tenencia y las transacciones con ella efectuadas, quedan fuera de control monetario o fiscal y fuera del control del sistema bancario. Esta característica, que podría responder a una romántica y atractiva idea de libertad, por otro lado, se ha convertido en refugio para toda clase de negocios y transacciones ilícitos y éticamente reprobables (secuestros, terrorismo internacional, tráfico de substancias, etc.)

Al no haber una autoridad ni estatal, ni de ninguna organización confiable, tampoco habría a quien acudir en caso de incumplimiento, estafa o irregularidad. Todo el sistema se basa en la confiabilidad que otorgan sus operadores al algoritmo matemático en el que se basa.

El bitcoin no deja de ser una expresión más de la transferencia de valor que ha venido operando en el cambio de paradigma de principios del siglo XXI, “del átomo al bite”. Bitcoin es un sistema de valor, que es aceptado para intercambios mercantiles, basado únicamente en una tecnología matemática soportada por la propia red.

Los mejores augurios le asignan un futuro brillante como moneda para intercambios mundiales; para los más pesimistas, no es más que una inmensa burbuja financiera que explotará en cualquier momento.

En cualquier caso, no deja de ser un fenómeno digno de ser observado atentamente…

[1] Medio digital de intercambio, son monedas que utilizan técnicas criptográficas en su creación y seguridad.

Joaquim Planasdemunt 

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