Junto al verano que se despliega ya con toda su potencia, se vislumbra el soñado y esperado período vacacional. ¿Quién no anhela poder disponer de unos días o semanas para liberarse de horarios y rutinas y recuperarse del cansancio acumulado en el año?

Las vacaciones son necesarias tanto para la salud física como mental. Sin embargo, no pocas veces, queremos exprimir tanto este período que lo llenamos de un sinfín de actividades las cuales, por muy gratas que sean y por mucho que nos apetezcan, quizás no nos permiten lograr ese reposo tan necesario.

Todos deseamos que las vacaciones sean, entre otras cosas, para descansar y liberarnos del estrés, pero es sabido que no siempre es así y que a veces se regresa más estresado de las vacaciones. Por ello es importante poder planificar de alguna manera estas semanas que tenemos por delante y preguntarnos qué es lo que queremos y necesitamos. Escuchar nuestro cuerpo, escuchar nuestra mente, escucharnos a nosotros mismos, escuchar a los miembros de nuestra familia o a las personas con quienes compartiremos este tiempo vacacional antes de organizar cualquier plan: ¿Queremos disfrutar de experiencias distintas? ¿Conocer nuevos lugares, gentes, culturas…? ¿Recuperar energía? ¿Tener un tiempo de sosiego para analizar mi vida, mis relaciones,…? ¿Tiempo para desarrollar mi creatividad y soñar nuevos proyectos?

Sea lo que sea que decidamos hacer, vale la pena que las vacaciones sean no solo descanso corporal, sino también mental y condición de posibilidad para hacer procesos de sanación. Recuerdo que el Dr. Alfredo Rubio decía que el cerebro, al igual que los músculos, se cansa y que tenemos que aprender a descansarlo: “Es otro tipo de descanso necesario como reparar fuerzas comiendo o durmiendo. Es hacer ‘dormir’ eso que llamamos subconsciente que en el sueño no duerme. Aprender a dormirlo en viajes, excursiones, etc., haciendo en ellos cosas agradables (lecturas, juegos, deportes, visitas…) Hay que hacer algo para dormir el subconsciente.”

Nuestro cerebro está en actividad permanente, no descansa ni de día ni de noche. Vive procesando la información que hay en la mente y esta actividad la realiza a nivel del subconsciente. El subconsciente almacena todos y cada uno de los recuerdos de nuestra vida. Reprime recuerdos de las emociones negativas no resueltas y no reconocidas, afectando estos recuerdos al aquí y ahora. No hay pasado ni futuro en la mente subconsciente. Todas las experiencias pasadas se procesan como si fueran ahora. El pasado afecta al ahora ofreciendo una oportunidad para sanarte ahora.

De la misma manera que el cuerpo cada día elimina los desechos a través de la transpiración, la orina, la defecación y es así como se regenera, también tenemos necesidad de drenar los desechos mentales (miedos, angustias, ansiedades, resentimientos, rabias, frustraciones, culpas, prejuicios…) ¿Qué pasa cuando todo esto se va acumulando en nuestro subconsciente? Si se dice que los contenidos del subconsciente constituyen la materia prima de la creatividad, es necesario ir limpiando de nuestra mente todo ese lastre que nos impide avanzar con nuevo y renovado entusiasmo, dejando así espacio para albergar nuevos contenidos que surjan de una postura positiva, esperanzada y realista ante la vida.

Lourdes Flavià Forcada

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