El conocido filósofo español Fernando Savater, ha estado recientemente en Colombia para presentar en Bogotá su reciente libro «El amor propio, fundamento de la ética».
En sus declaraciones al periódico «El espectador» de dicha capital, señalaba que la ética de hoy está muy necesitada de encontrar una sólida fundamentación intramundana. Él cree poderla proporcionar en un recto amor a sí mismo.
Pero podríamos pensar que quizá fuera mejor basarla en una visión global del hombre, que no sólo comprendiera el «amor propio» sino también el «amor al otro», ya que igualmente esencial es al ser humano tanto el egoísmo como el altruismo. Fruto este último de la necesidad, por ser nosotros limitados, de engendrar a otros seres semejantes. E incluso, los padres están dispuestos a sacrificarse por aquellos a los que amarán tanto o más que a sí mismos.
Cierta es la confusión actual respecto de en dónde puede basarse la ética, una vez que se margina –lo cual es lógico en un pensar estrictamente filosófico– toda referencia a una revelación divina y teologías subsecuentes.
Igual se tambalea la moral basada en la «naturaleza del hombre» cuando tanto se discute, desde un punto de vista psicológico y social, cuál sea y cómo es esta naturaleza.
Los que prefieren llamar moral más que ética a esta ciencia que oriente nuestras acciones, es porque aquella palabra viene del latín mors o sea costumbre. Pero en este caso –fundamentar la ética en las costumbres– habría ¡tantas morales como diferentes usos, modos de hacer y tradiciones hay en el mundo! Por ello otros pensadores han insinuado que lo que hay que hacer es «pactar» y así, en adelante, sería ético lo que se hubiera convenido.
Pero como pactar en multitudes es difícil, se podría caer de nuevo en un despotismo ilustrado (aunque hubiera un trasfondo de elección democrática), que dictara las leyes que se creyeran mejores para todos. Lo ético sería lo legal.
Todo ese mare magnum quizá se deba a las distintas fuentes del filosofar. Clásicamente se ha dicho: detrás de todo problema «cherchez la femme». De igual modo podríamos decir: detrás de cada cuestión, «cherchez le point de vue philosofique». Cada sistema filosófico junta su propia cosmología, antropología, etc., elabora su propia ética correspondiente. Pero las filosofías, a veces, son peligrosas. El superhombre nihilista desembocó en el superracismo ario que ocasionó millones de muertos. Si las filosofías no conducen a la paz y a la armonía, cabrá desconfiar de su bondad y verdad. ¿Cuándo los filósofos alumbrarán una ética, no sólo para los demás, sino ante todo para orientar debidamente su propio quehacer filosófico?
Sí recogemos la sugerencia de Heidegger y de Von Balthasar –tan grandes pensadores del siglo XX, –la estética quizá también puede ayudar a alumbrar un camino para la ética. Lo que es realmente bello ¿no será como una profecía de lo verdadero y lo bueno?
Alfredo Rubio de Castarlenas
Publicado en:
Revista RE en castellano Nº 3, junio de 1989
Diari de Sabadell, agosto de 1989
Poble Andorrà, septiembre de 1989
El Adelantado de Segovia, septiembre de 1989
Comarca de Trujillo, octubre de 1989
La Montaña de San José, marzo de 1990