Si el año litúrgico comienza en Adviento, no por eso el año cronológico empieza religiosamente desplazado, pues coinciden sus dinteles con las fiestas del Nombre de Jesús y con la Epifanía, esa proclamación de Jesús al mundo de todas las razas.

En este principio de año, por tanto, sería bueno que los componentes de O.R.S. pensaseis apostólicamente en llevar a Jesús y su mensaje de esperanza a muchas otras mujeres, por una razón u otra, solteras; aunque no sean de nuestra geografía, o ni siquiera cristianas, y que precisamente por esto último necesitan aun más alegría de la amistad sincera, de apoyo, comprensión, ánimo ayuda que tanto cuesta encontrar a veces en la vida.

La soltería –y menos la que se asume con gozo de mayor cercanía al Señor– no debe ser motivo de egoísmo desquiciado, sino acicate de tender la mano por encima de fronteras a otras personas o grupos.

Que 1992 sea un año de contactos internacionales que además servirán sin duda para reforzar a su vez los ánimos de la Obra de la Compañía de la Virgen de Barcelona y España.

¿Tenemos un elenco de instituciones semejantes en el resto del mundo? Vale la pena conocerlas.

¿Practicamos un intercambio de experiencias, de asistencias, ocio, deporte, trabajos?

Hay OTANES y Mercados Comunes todavía más interesantes del espíritu donde integrarse, de mano a la ecumenicidad de la Iglesia.

Que 1992 lleve a todas las asociaciones paz y alegría, a la par que esta inquietud, esta espuela de universalidad promesa de hermosos logros comunes.

Alfredo Rubio de Castarlenas

Publicado en:
Montaña de San José, enero-febrero de 1992

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