A Isidoro, que está viviendo su segundo aniversario en la Casa
¿Te acuerdas
–amigo grande–
cuando de chicos íbamos al circo?
Había aquellos hombres
que montaban sobre una sola rueda;
recorrían frenéticos la pista,
parecía que iban a caerse
¡y no caían!
Cada año es una rueda
completa de liturgia.
Y tú has pasado doce meses
con grandes equilibrios
sobre tu única rueda
de tiempo y de misterios
¡Y no caíste!
¡Y ahora ya tienes dos!
Montar en bicicleta
sabemos desde niños;
es cosa fácil,
Tienes un año por delante
para ir disfrutando
ese paseo por la vida
–cartujo en bici–
mirando las estrellas en los lagos;
soñando todo en Dios.
Me hace gracia pensar que al año próximo
tendré que compararte con Eugenio
con su lento triciclo de impedido.
¡Pero será tan sólo un año!
Irás gestando en él tu cuarta rueda
que te transformará
en coche de carreras a lo Florens.
Y luego cinco.
Y luego seis.
Como esos camiones con remolque
que pueden transportar montañas.
Así serás –gigante amigo–
para llevar la inmensa Cruz del mundo.
Alfredo Rubio de Castarlenas