Al Santísimo Sacramento

 

Por mí, Jesús, tomaste mi sudario;

de Criador, te hiciste criatura,

¡sacro torrente de infinita altura

que al chocar con la roca del Calvario

 

ya por todos los siglos a diario

se deshace en espumas todo albura

recogidas –Divina Levadura-

en las Copas doradas del Sagrario!

 

Con una de sus Hostias –Sol radiante-

desvanece la bruma que desvía

la ruta de mi alma navegante.

 

¡Deja, Señor, que sacie mi alto anhelo

con la espuma del Cáliz, que es bahía

de los mares sin fondo de tu Cielo!

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

Publicado en La Prensa, Barcelona, jueves, 22 de abril de 1943. En la primera página, junto a un verso de Lope de Vega y otro de Quevedo

Comparte esta publicación

Deja un comentario