Largo es el caminar en este mundo.
En torno, lleno está de bueno y malo.
Todo tiene sin más, de luz un halo
impregnado a la vez de olor inmundo.
¿Camino o soy tan sólo un trotamundos?
Incapaz de saber por dónde jalo,
al dormir yo no sé donde recalo;
Sueño, sin afinar: ¿floto o me hundo?
¡Oh qué confusa es la vida a veces!
Buscando claridad hallo las sombras.
En el mar más sabios son los peces;
Raudas, seguras van las leves aves.
Oh mi Cristo, Tú sí que nos asombras:
no te pierdes, porque en mi no cabes.
Alfredo Rubio de Castarlenas