Panchi: todo lo ves;

lo dicho y lo que aún no ha sido dicho.

Lo intuyes todo

como las aguas que avanzan por el río.

Ves, sientes, palpas

todas las cosas.

Los libros son también amigos.

Descubres lo más hondo

de objetos y misterios

¿para qué entonces los sonidos?

Y en cambio es muy hermoso

que todo tu sentir y tu pensar

y de tu carácter el brío,

lo expreses con justeza

en palabras tan llenas de sentido,

que los demás

–por tener todo, más obtusos–

con asombro te oímos,

como agua fresca de la fuente,

como canto del mirlo:

mensajes de amistad

de paz y de ofensas olvido.

 

¿Qué bien que queda la Cartuja

con tus manos oidoras

cosiendo rojos, verdes y amarillos!

 

¿Sabes? Los ángeles que saben todo

y lo aman todo con delirio,

–menos al mal,–

en su cuerpo invisible

¡tampoco tienen

oídos!

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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