SONETILLO DE LA POSTCOMUNIÓN

 

¡Todo un Dios dentro de mí!

¿Por qué vinisteis, Señor,

si tanta gloria y honor

yo jamás los merecí!

 

¿Por qué descendéis así

hasta el pobre pecador?

¡Qué gran milagro de Amor

el que abaja hasta aquí!

 

¿Y cómo, Señor, podré

pagar tanta excelsitud?

¡Que a mí venga el mismo Dios!

 

Y Vos no sois yo, más sé

que por divina virtud

yo sí me transformo en Vos.

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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