¡Oh dulce y damianesca Santa Clara!
seguidora muy fiel de la Pobreza,
tan sólo la Alegría es tu riqueza.
Tu pastor siempre fue Francisco para
llevarte a Dios y verle cara a cara.
¡Santa de Juan Miguel! da Fortaleza
a su andadura, porque es la cabeza
de tantos que sin él ¡quién los guiara?
Ponle bien cerca, sí, de tu Custodia
que detiene enemigos iracundos.
Que sepa dar amor a aquel que odia
y sacar Pan y Vino de su cesta
mientras vaya por viejos y nuevos mundos
para que todos tengan ¡Paz y Fiesta!
Alfredo Rubio de Castarlenas