Soneto con asonancias, a Paco en su Ordenación Diaconal

 

Como de Egipto, vienes Paco Viñas

para alcanzar la Tierra Prometida

que nunca la esperanza fue vencida.

¡Con tus hermanos otra vez te apiñas!

 

Voraces aves, tercas en rapiñas,

–mal y odio– cerniéronse en tu vida

pero Dios las convierte en tu comida

y con el Óleo Santo las aliñas.

 

Ya estás aquí. Cruzaste rojos mares

dispuesto a recruzarlos por misión

¡Todos los mundos se te hacen lares!

 

Sabes que el Cielo está ¡ya en todas partes!

en las estrellas y en el corazón.

Así, yendo y viniendo, ¡lo repartes!

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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