Soneto con “ceta” mexicana
Paco Núñez, embajador de Dios
en medio de los hombres cotidianos.
No tienes tiempo para asuntos vanos
¡Siempre de tus ovejas vas en pos!
Dios y tú, al unísono los dos,
corre y corre por esos campos llanos
convocando a la gente con las manos
¡con el alma! y los dos, a una voz.
No te detengas ¡sigue sin cansarte!
cada vez más veloz y más ligero.
¡Llegar al Cielo es el supremo arte!
El Cristo apocalíptico te llama.
Llegarás desangrado y roto, pero
de alta Caridad, hecho una llama.
Alfredo Rubio de Castarlenas