Soneto con monótono estrambote
a un joven que cree perdió la fe
y sin embargo ama.
De cómo la Fe se torna Caridad
¿Pero no sabes tú que la razón
tan sólo sirve para aupar la duda;
que más es sinrazón que queda muda
si osas pedirle alguna afirmación?
La fe se ha huido de este torreón.
Y baja como alada, bien desnuda
para dar en diana, flecha aguda,
y refugiarse así en tu corazón.
Desde ahí ¡libre!, corre por tu entraña
(sin darte cuenta tú) como una miel:
¡sangre de enamorado, tan extraña!
A esta vital credulidad de hombre
que amorosa hormiguea por tu piel
no le encuentras aún su nuevo nombre.
Aunque un Ángel marino en tu bajel
te lo grita a babor y a estribor:
Amor, amor, amor.
Amor.
Amor…
Alfredo Rubio de Castarlenas