SONETO PARA UN CLARO Y LEVE OBSEQUIO (1)
Para tu nueva casa junto al mar
(que la imagino blanca y luminosa
–sabor de azul y sal– y tan gozosa
de flores todo el año al restallar)
este reloj que anda sin parar;
la cuerda se la da la Tierra hermosa,
exacta siempre y nunca caprichosa
igual que tú: leal, constante amar.
Laura, que tantas veces fuiste tea
de dolor encendida en tu resol,
sabiendo bien lo que es llevar la cruz.
Que en adelante todo el tiempo sea
como el que marca tu reloj de Sol:
que sólo tiene en sí, horas de luz.
Cordialmente,
Alfredo Rubio de Castarlenas