Soneto a las cejas y pestañas

Alquerías del Niño Jesús (Castellón)

 

Oh invento prodigioso de las cejas!

Marquesina arqueada y penumbrosa

sobre las órbitas de hueso y rosa

que así a los ojos sin la lluvia dejas.

 

El sudor de la frente desmadejas

en gotas que se apartan. Y gran cosa

es que, frunciéndolas, a quien acosa

asustarán como tupidas rejas.

 

En finura, os ganan las pestañas:

la misma luz del Sol, logran filtrar

y hasta el polvo no encuentra su camino.

 

Cerradas, se parecen a montañas

llenas de musgo para reposar

¡y les deja un beso cada peregrino!

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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