SONETO A NUESTRA SEÑORA DEL PILAR
Eres, tú misma, la columna enhiesta
sobre la Tierra como pedestal.
Con Jesús en tu seno virginal,
ya convertiste el mundo en una fiesta.
El Cielo todo, cabe en esta cesta
de tu regazo. Toda tú cristal.
Del propio Dios aurora boreal.
Las naciones exclaman ¡quién es ésta
que une fácilmente Cielo y Tierra!
Hermosa base y alto capitel.
Ella es la paz en medio de la guerra.
Faro de fe, en medio de la sombra,
sosteniendo en su firme brazo a Él,
esta débil mujer, al mundo asombra.
Alfredo Rubio de Castarlenas