POEMA A TANTE

  

Oh. Tante abandonada noche y día

en nuestras manos, confiada,

y casi nunca preguntando nada

pues pocas veces preguntó María.

 

Oh. Tante. Reina de la casa mía

que en tu silla de ruedas bien atada

poco a poco te vas, crucificada,

viviendo en el silencio tu agonía.

 

Puedes vernos de pie, en tu dolor,

que quieres que así estemos para ir

a misionar a todo alrededor.

 

Tanto aquí, como allá siempre serás

intercesora presta a bendecir

y a cada uno, más santos nos harás.

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

Comparte esta publicación

Deja un comentario