3er Domingo de Adviento
mientras Paco y Montse han ido a
acompañar al aeropuerto a Asunción
y Cecilia que se han ido
–¡en frágil avioneta!– a Turkana

 

 

A los paulinos y eulaliencos misioneros de Kenya

 

 

¡Nairobi! de vegetación tan verde

en amplias avenidas y jardines.

De un cielo medio azul y medio gris;

la lluvia cruza el aire y se deslíe.

 

Bello Nairobi: eres trasatlántico

de gentes que han venido y aquí viven;

buenas personas de óptimos deseos

que a veces lloran como a veces ríen.

 

Unas en frágiles avionetas

–que el viento al verlas hasta se sonríe–

aún van más lejos, ¡más! allá en Turkana

–donde agua-arena hacen que el sol brille.

 

Mujeres fuertes, gráciles también.

Cual juncos han de ser para que orillen

trampas y tentaciones en su senda

que cual tigres de lejos les persiguen.

 

Suerte tienen que tienen un pastor

que de día y de noche se desvive

para que lleguen al redil del cielo

cuando el Padre les llame y les convide.

 

Yo, ramadán, os cantaré gustoso

brincando en vuestro entorno y se confíe

el corazón en medio del tumulto

y las obras salvéis sin que peligren.

 

¡Ay, Nairobi!, tan verde y tan jugoso

Con nuestro orar haremos que llovizne

acariciante y mansa el Agua Viva

que nos alienta el quehacer y siempre avive

más y más nuestra Fe, y la esperanza

y en amar nos mantenga siempre firmes.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

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