Lurdes Flavià “regresa” a Bogotá,

su casa, su trabajo… y sus sueños,

soñando bien posibles realidades

que, ojalá, nos las empuje el Viento.

 

Ese viento de Dios huracanado

que se siente por fuera y por dentro.

Se lleva lejos toda la hojarasca

y nos deja muy limpio el firmamento.

 

Lourdes Flavià regresa a su Colombia

con nuevos cestos de áuricos talentos

para irlos sembrando en toda América.

 

¡Oh tierra que dará el ciento por ciento!

¡Perla del Realismo Existencial

que es la mejor sortija de los dedos!

 

Tú misma eres vendaval de Dios

que llegarás cruzando mar y Cielo.

 

Amb tot l´afecte

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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