Soneto asonantado a Juan Miguel

 

La silla que parece tan vacía

al otro lado de la amplia mesa,

está llena de ti, de tu presencia

diaria y dialogante, y tan viva.

 

Sí; estás frente a mí, como en los días

de este Agosto que fue en nuestras eras

tan lleno del buen trigo de la siembra

que hicimos hace años en la vida.

 

Aun sin verte ¡qué fácil es hablarte!

pues es verdad tu estancia bien presente.

Como un ángel te siento en todas partes.

 

Aunque lejos acaso estés durmiendo

olvidado de ti y sin saberte

¡aquí, hermano mío, estás despierto!

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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