Soneto
Bodas de oro, son… ¡aún más que oro!
Es ya mucho el camino recorrido
hacia el Cielo que os mira enternecido
que hoy es día de gozo y no de lloro.
Todo en la casa es fiesta sin desdoro.
Cayados son los hijos, que han crecido
en saberes y Gracia. Y, ofrecido,
yo con este Soneto colaboro.
Gentiles, enviasteis una Rosa
que en el Cielo os anuncia con su canto
y el ansia de llegar que ya os acosa.
¡Lola y Armando, Armando y Lola! Dios
os ve y “tanto monta, monta tanto”
una y otro ¡que igual ama a los dos!
Con todo afecto e implorando a Dios todas sus
bendiciones para vosotros e hijos,
Alfredo Rubio de Castarlenas