Septiembre, justo empezado.

De Trujillo a Salamanca

 

Por la mañana los Ángeles

se cernían en la Plaza.

Entraron en las Jerónimas

¡y sonrieron sus almas!

 

¡Torre de Santa María!

Echó al vuelo sus campanas

y los ecos rebotaron

por la plaza porticada.

 

El aire, muy transparente.

En los balcones, albahaca.

En el viejo Monasterio

allá, en la parte más alta,

 

la solitud era luz

y el silencio pregonaba:

¡Gloria a María Santísima,

Concepción Inmaculada!

 

Loor a Santa Magdalena

porque en la Cruz la acompaña.

El buen amor la limpió

a su vez de toda mancha.

 

Una, lo es por Inocencia.

La otra, se torna agua clara

por la penitencia dulce

¡bañando al Señor con lágrimas!

 

Encinares y Castaños

Camino de Salamanca.

Pero otro Ángel quiere

que nos quedemos en Alba.

 

La noche ya está muy cerca

y aquí encendidas las brasas.

¡Gracias, Ángeles de Agosto!

Os llamé cada jornada.

 

Acudisteis puntuales

al clarear la mañana

del día de San Ramón

junto a la enrejada estancia.

 

¡Quedad! Tampoco os vayáis.

La labor está empezada

mas hay que abrir mucho surco

en próximas otoñadas.

 

Nada podemos nosotros

construir sin vuestras alas.

¡Santa Teresa del Tormes,

llévales nuestra plegaria!

 

 

Hoy, ¡qué gozosa andadura de Trujillo
a Salamanca!

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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