Después de varios días de estar fuera, que me parecen bastantes, ya vuelvo a veros aquí en esta misa – tan hermosa, en silencio y en soledad-, en el seno de la Universidad de Barcelona. Dios mediante dentro de dos meses, en la Cena Hora Europea, probablemente vendrán los tres rectores de las universidades de Barcelona: de esta Universidad Central, de la Autónoma y de la Tecnológica. El tema será el papel de la Universidad en la sociedad de hoy. No su papel con los estudiantes, sino la Universidad en la cual hay profesores y estudiantes, aparte de otras muchas gentes que no son ni una cosa ni otra pero que son sangre de la Universidad y que sin ellos no funcionaría nada. El papel de todos ellos, que eso es Universidad, en la sociedad actual. Vamos a ver qué dicen en esa Cena Hora Europea.

Su papel en medio del mundo para que sea una cosa viva, un grano de trigo que realmente prenda en él, un puñado de levadura que fermente en este mundo. Para que esto sea así, han de tener realmente vida dentro. Vida de la buena, la que surge de una armonización total. Los que estuvisteis ayer en la espléndida conferencia que dio el padre Vicente, dominico, en el Área de Reflexión Teológica, escuchasteis que él señalaba -al hablar de la analogía (que hoy día los grandes pensadores lúcidos lo están señalando)- que la gente esta esquizofrénica. Porque la gente no se entiende consigo misma, no sabe qué cosa es ser hombre, para qué sirve vivir ni qué sentido tiene la vida. Están ellos desconocidos de si mismos, disociados. Esquizofrénico quiere decir partido en dos trozos. Decía el conferenciante: hoy pensamos, hoy sentimos, pero nadie piensa lo que piensa ni siente lo que siente, o sea, no hay tiempo de saborear “reflexionadoramente” aquello que piensa. Hay mil pensamientos en la cabeza pero no hay tiempo de pensar haciendo una criba de esos pensamientos, dándoles un valor – viendo cuáles son tontadas y cuáles son importantes-  y cómo hay que arquitecturarlos. 

Es un saco de pensamientos, pero claro, un saco de cosas que no sirve para nada. Un saco de sentimientos tampoco tiene orden, concierto ni hilazón entre sí. Así va la juventud: de la nariz de la propaganda del consumismo de la televisión, de las modas; de acá para allá. No saben, no están armónicamente hechos por dentro consigo mismos. Bueno, tampoco con los demás. O sea, también hay otra esquizofrenia de la gente con los demás. Claro, si no se está con uno mismo ¡cómo se va a estar con los demás! Entonces, están a la greña todos: dentro de la familia, entre los amigos, entre las sociedades que se organizan, y las guerras entre las naciones. Todo el mundo está a la greña, no está armoniosa y gozosamente en paz y alegría. 

Están incluso desasosegados y esquizofrénicos con la naturaleza: se la explota con un interés inmediato de sacarle provecho. Así está la ecología de deshecha: en trance de hacer morir los mares, los ríos, las montañas, las aguas todas contaminadas… No hay una armonía, un buen trato mutuo de la naturaleza y el ser humano, y del ser humano con la naturaleza. Están esquizofrénicos. 

Por último, con Dios. El ser humano tampoco está armoniosamente unido a Dios. Al contrario, a veces le ve como un competidor, como un enemigo o como un limitador de libertades, cuando Él es el que precisamente la ha creado, ha fabricado y nos la ha regalado: una libertad responsable y, por supuesto, armoniosa. Entonces este hombre que está en desasosiego consigo mismo, con la naturaleza y con Dios, ¡qué va a salir de todo eso! Nada más que el caos y la destrucción. Por eso lo principal es rearmonizar todo, poner en comunión a uno consigo mismo, con los demás, ambos con la naturaleza, todo con Dios. 

La universidad tiene dentro este latido de vida verdadera y armoniosa o, si no, está esquizofrénica. Si lo está, pues si se reúnen tres universidades, tres esquizofrenias para ver qué influencia tienen en la sociedad: convertirla en más esquizofrénica todavía; crear gente muy especialista que solo sabe de una cosa y desconoce las demás. No ve qué lugar ocupa esta parte en el todo, qué sitio tiene lo particular en lo universal. Entonces la acción de la universidad sería “esquizofrenear”más al mundo. 

Es decir, la universidad tiene necesidad de esta capilla, de este mensaje de Dios, de ser otra vez armoniosa con lo que era su raíz de voto mariano: la Virgen Inmaculada es patrona de la Universidad. Pero eso no ha de estar en los papeles, en la historia de la tradición. Ha de estar en el corazón de los que forman la universidad; si no, ¡para qué sirve sino para empeorar más la esquizofrenia! 

Nosotros humildemente viniendo aquí a celebrar la Eucaristía, a traer a Cristo aquí -con nuestra voz, nuestro deseo, nuestras manos- es como mejor contribuimos a que pueda ser fautora de vida verdadera para la sociedad. 

En fin, que lo vean o no lo vean, es así. Misteriosamente esta Eucaristía va vivificando todos los pasillos, todas las aulas, todas las bibliotecas, los laboratorios, todos los corazones de los que son universidad. 

Ojalá que de aquí a dos meses, cuando ellos hablen, esto ya empezara a despuntar un poco como una primavera.

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

Homilía del Sábado, 22 de febrero de 1986. Capilla de la Universidad de Barcelona.
Del libro «Homilías. Vol. I 1985-1995», publicado por Edimurtra

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