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Paz y Alegría

 

 

Me he de morir pues esto es cosa mía.

Mas el momento justo Tú lo escoges.

A Ti me rindo para que deshojes

mi vida año por año, día a día.

 

Abandonarse a tu Sabiduría

no da miedo. Seguro que me coges

al ser fruto maduro, y en tus trojes

mi todo yo resucitar confía.

 

Yo no soy sólo un Dios si soy sólo contingente:

leve ser que podría no haber sido,

limitado y mi límite es la muerte.

 

Mas tú me has hecho ya, eternamente,

hijo tuyo en un Cielo florecido

y tener que morir es mi gran suerte.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

 

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