Me has dicho que me quieres. Lo sabía.

Mas ¡qué hermoso saberlo de Ti mismo!

Es sentir en el alma, un seísmo

que retruena en alegre algarabía.

 

De repente la noche se hizo día.

Se replena de flores todo abismo;

las estrellas se agrupan en grafismo

que te traducen sin hipocresía.

 

Toda otra realidad se desvanece

y casi se desienten los sentidos.

Puede uno creer que se adormece.

 

Y sin embargo el ser está más tenso

que nunca, aunque se hallen cual perdidos

mis claros pensamientos en lo inmenso.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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