Soneto en el lago que refleja el Aconcagua

 

¡Quiero alcanzarte Dios!

¡Hermoso contemplar el quieto lago

reflejando las nubes y montañas!

¿Han bajado a bañarse en sus entrañas

 

y allí son más reales que en el vago

atardecer del aire? Yo divago

como perdido en cosas tan extrañas

y sólo siento suave en mis pestañas,

 

de ver tanta belleza, un gran halago.

Pero hundo mis manos en el agua

y se borra confuso el Aconcagua

 

mientras las nubes se huyen hacia el fondo.

Así, Dios, cuando quiero yo aprehenderte

en el lago del alma y no perderte,

 

te me escapas aún mucho más hondo!

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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