Nuestro conocimiento actual afirma que es posible saber algo sin siquiera «pensar» en ello

Foto: dominio público/PxHere

Todos hemos tenido esa sensación, un instante de saber que algo no está bien. Ya sea en un negocio o cuando un amigo no ha llamado en un tiempo, en algún lugar profundo dentro de nosotros tenemos un conocimiento, y no podemos explicar por qué.

Eso es intuición, y ha estado con nosotros, enterrada profundamente en el sistema límbico durante mucho, mucho tiempo.

Entonces, ¿qué es la intuición y de dónde viene?

La intuición es “una habilidad o poder natural que hace posible conocer algo sin ninguna prueba o evidencia: un sentimiento que guía a una persona a actuar de cierta manera sin comprender completamente por qué”, según el diccionario Britannica.

Todos lo hemos experimentado, ese momento de inclinación, cuando algo que no tenemos razón para saber nos parece bastante plausible o incluso seguro. Algunas personas lo han descrito como el resultado de un conocimiento y experiencia previos que culminan en una comprensión instantánea, pero puede haber más que eso.

La ciencia de la intuición

Los psicólogos a veces dividen nuestro pensamiento en dos categorías. El primero es el pensamiento intuitivo, que algunos científicos creen que está controlado por el lado derecho del cerebro. Este pensamiento es rápido, instintivo y ocurre por debajo del nivel de nuestra conciencia consciente. Proviene de una parte más profunda del cerebro, llamada sistema límbico. Esta parte del cerebro es responsable de cómo respondemos a las amenazas (nuestra respuesta de lucha o huida) y los comportamientos necesarios para la supervivencia, como alimentarnos, reproducirnos y cuidar a la descendencia.

El segundo tipo de pensamiento es el razonamiento analítico, que está controlado en gran medida por el lado izquierdo del cerebro. Este pensamiento es lento, deliberado, lógico y consciente. El razonamiento analítico ocurre en la parte externa del cerebro, el neocórtex, que constituye aproximadamente la mitad del volumen total del cerebro. Es responsable de la atención, el pensamiento, la percepción y la memoria episódica (el recuerdo único de una persona de experiencias, eventos y situaciones).

Pero hay otro “cerebro” completamente distinto. Los científicos han descubierto que más de cien millones de neuronas —que son las células que se encuentran en el cerebro— existen en el tracto digestivo humano. Los investigadores médicos lo llaman sistema nervioso entérico, o SNE.

“El ENS ha sido referido como el ‘segundo cerebro’, basado en su tamaño, complejidad y similitud, en neurotransmisores y moléculas de señalización, con el cerebro”, señala el distinguido profesor de investigación Emeran Mayer, en un artículo en la revista Nature Reviews: Neuroscience.

Aún más interesante es que los científicos han descubierto que este “segundo cerebro” en nuestros intestinos puede actuar independientemente del cerebro, lo que significa que puede tomar decisiones sobre nuestros cuerpos sin discutirlas primero con el cerebro. Esto puede explicar por qué la intuición a menudo se conoce como un “sentimiento visceral”, ya que parece que nuestro “intestino” tiene una capacidad de pensamiento/sentimiento propios.

Entonces, ¿cómo puede nuestra intuición servirnos de una manera confiable? Parece que alguien puede haber encontrado una respuesta.

Intuición en la curación

En su libro “Remisión radical: Sobreviviendo al cáncer contra todo pronóstico”, la investigadora y psicoterapeuta Kelly Turner documenta sus hallazgos de más de mil casos de personas que se recuperaron después de un diagnóstico de cáncer grave y, a menudo, terminal. Descubrió nueve factores clave que casi todos sus sujetos de investigación tenían en común:

1.Cambiaron radicalmente su dieta.

2.Tomaron el control de su salud.

3. Siguieron su intuición.

4. Uso de hierbas y suplementos.

5. Liberar emociones reprimidas.

6. Aumentar las emociones positivas.

7. Abrazar el apoyo social.

8. Profundizar la conexión espiritual.

9. Tener razones fuertes para vivir.

Un capítulo entero del libro de Turner está dedicado a la intuición y da múltiples ejemplos de ella en acción.

Una mujer que, en sus propias palabras, había vivido una vida física saludable, hacía ejercicio regularmente y siempre había comido orgánico fue diagnosticada con cáncer de ovario. Aceptó una histerectomía (el útero y los ovarios fueron extirpados quirúrgicamente), pero su intuición le dijo fuertemente que no hiciera la quimioterapia recomendada. Exploró otras opciones y, en su búsqueda, encontró un libro escrito por un sobreviviente de cáncer. El libro aconsejaba sentarse con su cáncer y preguntarle por qué había llegado. Ella dijo: “La respuesta me gritó: ‘¡No tienes alegría en tu vida!’”. Para esta mujer, la curación no se trataba tanto del cuerpo físico sino de su salud emocional, que había sido muy descuidada. Su recuperación incluyó agregar más alegría a su vida y profundizar su conexión con el espíritu. El libro afirma que seis meses después de su diagnóstico, sus marcadores tumorales volvieron a estar dentro del rango normal y permanece libre de cáncer.

Otra mujer, a punto de cumplir 65 años, acababa de recibir los resultados de la biopsia que mostraban que tenía cáncer de mama. Debido a que su tumor era demasiado grande para una tumorectomía (extirpando solo el tumor y no toda la mama), su médico le recomendó una mastectomía completa (extirpación de toda la mama), seguida de radioterapia y la píldora reductora de estrógeno tamoxifeno. Su intuición le dijo que probara primero tratamientos alternativos, por lo que cortésmente rechazó la cirugía y todas las demás terapias convencionales. Cuatro días después de su diagnóstico, tuvo dos sueños, que interpretó como diciéndole que tenía todo lo que necesitaba en su cuerpo para curar su cáncer. Después de seguir un plan de curación que incluía tratamientos nutricionales, herbales, emocionales, espirituales y energéticos, así como ejercicio físico, su médico la declaró libre de cáncer 16 meses después de su diagnóstico. Ella permanece libre de cáncer hasta el día de hoy.

En su libro, Turner descubrió que las personas accedían a su intuición de diferentes maneras. Para algunos, su intuición les llegó de una voz interior “de conocimiento profundo”, un sentimiento físico en sus cuerpos, o mensajes o simbolismo en los sueños. Para otros, la intuición viene en meditaciones, diarios o coincidencias fortuitas, como “toparse con un amigo que les dijo exactamente la información que necesitaban escuchar en el momento exacto”.

Dra. Judith Orloff, psiquiatra y miembro de la Facultad Clínica Psiquiátrica de UCLA, también es una sanadora empática e intuitiva. Si bien esas credenciales generalmente no van juntas, el viaje de Orloff de aceptar y abrirse a su intuición la llevó a integrarlas en su práctica clínica. Ha escrito varios libros best sellers sobre el tema y es considerada una pionera en el campo de la psiquiatría energética, que define como una combinación de medicina convencional, intuición, espiritualidad y energía.

Orloff dice que cree que todo el mundo tiene un sentido intuitivo, pero no todos nos damos cuenta de que podemos acceder a él. Describe la intuición como “esa pequeña y tranquila voz que hay dentro de ti: es tu sabiduría interior que puede ayudarte a afrontar cualquier cosa, desde los problemas de salud hasta las relaciones, incluso la muerte y la agonía”. Orloff también trabaja con profesionales sanitarios de todo el país, enseñándoles a escuchar a sus pacientes. Dice que los médicos no solo tienen que escuchar lo que dicen sus pacientes, sino estar abiertos a las imágenes, sensaciones o sueños que les surgen, que pueden ofrecer información sobre su situación y ayudarles a curarse.

La intuición podría ser una fuente de sabiduría que acecha en lo profundo de la superficie y que puede ayudarnos de todo tipo de maneras si la aprovechamos. Turner y Orloff recomiendan diferentes formas de acceder a nuestra intuición. Algunos ejemplos son la meditación, prestar atención a nuestros sueños, volverse sensibles a las sensaciones físicas (como un sentimiento en el intestino) y simplemente pedir orientación interior. Estas son todas las formas en que nuestra intuición puede hablarnos. Así que la próxima vez que surja algo en su meditación, tenga un sueño que no se pueda sacudir o tenga un fuerte sentimiento sobre algo, preste atención: algo en el fondo podría estar tratando de decirle algo, ayudándole a moverse en la dirección correcta.

EMMA SUTTIE

Fuente: https://es.theepochtimes.com/por-que-necesitamos-nuestra-intuicion_977899.html

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