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Soneto de madrugada

 

Sólo me duermo alzada la alborada.

¿Por qué, Señor, insistes día a día

que vele junto a Ti la vida mía

hasta que esté lo oscuro en retirada?

 

¿Es que acaso la Historia es reflejada

y en misterio revives tu agonía

y me llamas a hacerte compañía

mientras tu vida está cual desmayada?

 

¡Ay, que me siento yo medio dormido!

¿De qué alivio Señor podré servirte

si ni despierto veo claramente?

 

Tan sólo sé mirarte compungido

sin siquiera atinar el qué decirte.

Y al fin, ya ves, me duermo nuevamente.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

(Misteriosamente, Getsemaní continúa: la soledad y agonía de Cristo, y la somnolencia de los discípulos. J.M.)

 

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