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Soneto
“La herida de la vida más profunda es la muerte”
Las heridas lamer, es cómo un can
expresa sus caricias tiernamente.
¡Oh, perros tan sensibles en su mente
que a los hombres lecciones bien nos dan!
Tú, Creador de canes y de Adán
aun me miras a mí más dulcemente.
Lames mis llagas, ya tan hondamente
que son luz y las sombras se me van.
¡Oh (¡Ay) buen Amigo! No; no te pregunto
sobre mi muerte. Has dicho y repetido
que ahí, contigo, venceré al Mal.
El fenecer tan sólo es como un punto
que en la existencia, es punto y seguido,
y no será jamás, punto final.
Alfredo Rubio de Castarlenas