Junto al Templo había una mujer

que era pordiosera y me ha pedido:

-“Porque usted es muy viejo yo le pido

que al ir al cielo para no volver

 

ruegue a Dios por los pobres ¡ay, a ver

si al fin de mí se acuerda! que dolido

va el pobre y nadie oye su quejido

que todo el mundo anda a su querer.”

 

Me ha recordado soy anciano y luego

me anuncia que a los cielos voy a ir

¿Cómo puedo no oírla? Mientras llego

 

ya pido por sus pobres al Señor.

Soy nada y nada puedo repartir.

Tan sólo la miré con mucho amor.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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