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Soneto

 

Me dicen que el morir es ley de vida.

¡Qué poca cosa es eso, mi Señor!

Siempre sueña volar el ruiseñor

y uno sueña también hallar salida,

 

para resucitado en “otra Vida”

verte, palparte, oírte aún mejor

sin los velos que tengo en derredor,

nuncios de tu belleza sin medida.

 

¡Cara a cara, abrazo contra abrazo!

¿Cómo no ven que siento ya rechazo

de todo aquello que aún me quiere atar?

 

Pero estoy sosegado, pues la muerte

es algo mío, de mi propia muerte.

Nadie me la podrá,… arrebatar.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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