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Soneto

 

Muy pronto, José Ernesto, irás a China,

pletórica de luz, tu buena alma.

Yendo con Dios no perderás la calma

pues siempre Él detrás de ti camina.

 

Y desde tu lejana Cruz del Sur,

emprendes tu asunción con los valores

de tanta Fe, Esperanza y de dolores

de tu pueblo amoroso de la cruz.

 

Amar con sacrificio, es tu gloria.

Y tu tesoro el dar a manos llenas.

El Evangelio ¡lleva en la memoria!

 

sus hechos y palabras en tu andar.

Así tus manos siempre estarán plenas.

Si das, a Dios obligo a más dar.

 

 

          A José Ernesto con todo mi afecto en Cristo.

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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