Soneto con estrambote como la existencia.
Bien sé, Jesús, que quieres prepararme
a dejar suavemente ya la vida
en medio de este mundo que convida
hasta con prisa a mi total desarme.
Bien sé, ¡oh Jesús mío! quieres darme
tu Paz y tu Alegría, sin medida,
y con ellas hacer mi despedida
de quienes llorarán al alejarme.
Mas quedarán con esta sacrosanta
herencia invulnerable a todo mal:
¡el Perdón y el Encuentro, el alma canta!
Morir es como el polvo que tropieza
en una superficie de cristal.
¡al otro lado, otra luz empieza!
Sin polvo ni pecado,
¡Todo por Ti, de nuevo recreado!
Alfredo Rubio de Castarlenas