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Soneto

 

Un regalo os haré, Madre Francisca.

En este papel mismo envuelto está.

Lo que es, ¿habéis adivinado ya?

Es delgado. Parécese a una pizca.

 

de letras negras en cascada arisca

que acaso un soneto al fin será.

¿O esta cuartilla, al volar, quizá

lo perderá? Un sello la confisca

 

y así pueda llegar a vuestra mano.

¡Estoy tan enfermo! que es humano

querer decir adiós a los amigos.

 

No tengo oro ni plata. Sólo un verso

que lleva el corazón en el reverso.

Los que portan la carta, son testigos.

 

 

            Con tanto afecto en el Señor y tanta gratitud

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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