… que según hubiera matado al filisteo, y David todavía le pasaba por delante,
¿Me oyes Tante?
Bueno, pues más gloria de que David hubiera matado a diez mil… ¿Qué quiere decir esa palabra griega? Ya sabéis lo que es «simpatía», «sincrónico» …, y «catarsis», todos lo decís, es una persona que tiene muchos problemas dentro y por fin se explaya, los saca fuera, los habla. Pues «sin, cata» quieren decir que conjuntamente habla, o sea, habla conjuntamente. Y catarsis es hablarlo conjuntamente.
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Y entonces, ¿Qué quiere decir eso? Quiere decir que Dios habla, se manifiesta hablando sintónicamente con la persona que escucha. Si Dios a mí se me revela y me habla en chino, no le entiendo. Dios tiene que adaptarse a mí, y si me quiere decir algo me lo tiene que decir de tal manera que yo le entienda. Dios se ha ido manifestando a lo largo de la historia de muy distintas maneras, ha hablado de distintas maneras al manifestarse para que la gente lo entiendan, y ha de hablarlo adaptándose a la mentalidad, a la capacidad de la gente de ese momento. En ese momento en el Viejo Testamento en que el pueblo es un pueblo en medio de los demás bastante salvaje, pendenciero, que tiene que vivir, y lo ven tan natural, a mamporro limpio; pues mira, Dios tiene que manifestar que Dios es Padre, pero respetando el grado de cultura, de desarrollo humano, de comprensión, de lo que pueden ellos hacer en medio de unas estructuras que las tienen desde niños, y no pueden cambiarlas y viven en ellas.
¿No me oyes bien, Tante? ¿Así me oyes bien ahora?
Pues se adapta como Dios, y cuando llega Cristo hace lo mismo. Los oyentes que tiene son aquellos concretos en que toda su formación es el Viejo Testamento, y para predicarles la Revelación tiene que partir del Viejo Testamento porque si no, no le entenderían. Recuerdo cuando le dicen: ¿Cuáles son los mandamientos mayores de la ley? Bueno, pues les dice lo que, a ellos, los mejores de ellos, lo que decían son dos, se reducen en estos dos. ¡Oh, qué bien! Pero claro, Cristo partiendo de aquí les viene a predicar muchas más cosas nuevas que la gente no acaban de entender, y más se escandalizan.
Y Cristo mismo lo dice cuando manda a los apóstoles: ¿os escandaliza esto?, pues vosotros mayores cosas diréis y oiréis. Que Él las hubiera podido decir y hacer igual, no hubieran sido sin catarsis. Y claro, con el Espíritu Santo, que está hasta el final de los tiempos, hace que la Iglesia, los profesores investigando, los santos, los místicos, vayan diciendo cosas que los que los oyen por lo menos pueden llegar a entender, profundizar.
Los derechos del hombre, por ejemplo, ahora que el santo padre los manifiesta mucho, en aquel momento eran inconcebibles para los judíos, luego era inútil decírselo porque no estaban preparados. Y eso nos pasará también, ¡cuántas cosas habrá de realidad en el Cielo que, si nos las dicen ahora, no las entenderíamos, no estamos preparados! Bien, hemos de estar, pues, atentos siempre con todas nuestras fuerzas para entender lo más que podamos, pero realmente no podremos más de lo que realmente podemos. Y Dios, que lo sabe, se adapta a esta preparación nuestra. Y eso lo han de tener en cuenta los pedagogos; los pedagogos, ¡claro que saben muchas cosas! Ya me dirás si a un niño de 3 años le vas a explicar álgebra, trigonometría o los misterios del corazón humano… Has de hablarle de manera que todo eso ya esté detrás, todo esté como anunciado, todo eso esté latiendo, pero has de explicarle lo que realmente puede entender en aquellos momentos por sus reacciones, sus emociones, sus maneras de desarrollo físico, corporal, cerebral y anímico, ¿para qué le vas a dar más si no lo va a entender? Nunca tendrás que desdecirte, claro, lo irás profundizando. Es aquello que dicen: ¿de dónde vienen los niños? Pues es una tontería decirles de París, porque luego dices: y ahora ¿Cómo le decimos que no viene de París? ¡Qué tontería!, no le diga usted que viene de París porque tendrá después el problema de decirle que no viene de allí. Ahora, ¿de dónde vienen los niños? Del amor de los papás, y eso es verdad y eso lo entienden. Poco a poco ya irán explicando la complejidad del amor humano y las repercusiones que el amor humano tiene en el soma, en el cuerpo. Pero eso nunca habrá que desdecirlo, siempre será verdad.
Pues bien, aun sin catarsis, pues que esta lección, que también está aquí, no nos ha de asustar; es decir, si yo viera un profesor de facultad que a los alumnos de la universidad les habla como si hablara a niños pequeños de la guardería, diría: hombre, por favor, no me hable usted así. Pero no me tengo que escandalizar si veo que este señor tan sabio a su niño de 4 años le habla así. No me tengo que escandalizar del Viejo Testamento de que Dios se manifestara hablando a la gente del Viejo Testamento así.
Eso nos ha de hacer también humildes y pensar que tampoco hemos llegado nosotros a una perfección tan grande, si no, ¡madre mía!, ¡cómo tiene todavía Dios que hablarnos para que no creamos que nos habla en chino!
Que la cena de esta noche vaya bien.
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Alfredo Rubio de Castarlenas
Homilía de 19 de Marzo de 1988 en General Vives, Barcelona