Realmente ponen una imagen muy bonita aquí. Cuando llega la fiesta de que hay los desposorios, todo el mundo está contento y la gente participa del banquete de bodas, no puede ser ayuno, es día de alegría. Y eso es lo que dice Jesús, que cuando hay unos motivos de alegría grandes porque está Cristo, fiestas de Cristo, pues no se puede ayunar. Y eso está en la moral católica, incluso en Cuaresma, incluso en Adviento; cuando había tantos ayunos y abstinencias, estudiábamos nosotros: y si en este adviento resulta que llega de viaje un gran amigo, un amigo que uno quiere mucho y que no ha visto hace tiempo, que llega de paso y mañana se va, hoy es día de ayuno, pues ¿puede saltarse el ayuno para obsequiar al amigo y demostrarle cuánto le apreciamos, y matar el cordero cebado y celebrarlo, podemos? Claro que sí, en todas las morales eso es un caso excepcional, y evidentemente por mor del amigo, de la alegría del encuentro, manifestarle lo que le apreciamos; como llega y se va, se puede dispensar del ayuno, claro. Lo demás sería fariseísmo, y Cristo lo dice aquí, aquí está la base de esto.
Pues sepamos, por un lado, ser respetuosos con las leyes, con las costumbres, con las normas, pero sepamos que la caridad está por encima de todo esto, la ley de la caridad, la nueva ley; el vino nuevo, el paño nuevo está por encima de los odres viejos de la ley, del paño viejo, de las normas, que están por debajo de la caridad. De manera que la caridad no nos haga perder la norma, pero sabiendo que la norma está totalmente supeditada a la caridad.
Alfredo Rubio de Castarlenas
Homilía de 17 de Enero de 1988