… y esta postura de Jesús aquí puede ser un poco aleccionadora en una verdadera teología. Que Cristo dice: id a buscar ese borrico que está enfrente que nadie ha montado, desatadlo y traedlo, y si alguien os pregunta por qué lo desatáis, contestadle «el Señor lo necesita». Este pueblo que fuera a buscar alimentos a los campos, a las tiendas, a los mercados: ¿Qué hacen ustedes? Lo necesitamos, ¡lo necesitamos! O sea que cuando uno tiene hambre tiene derecho a proporcionarse lo que necesita para vivir, porque la vida es el primer tesoro, la existencia y tal. De manera que frente que a muchos alzamientos de los pueblos contra los que gobiernan, poderosos industriales que hacen estos dineros, esos préstamos tan injustos, este pagar la deuda externa, y se lo quedaran estos pueblos que son los que tienen que pagar, ¿Qué hacen?, ¡lo necesitan! Claro está que Jesús lo necesitó, y no dice más. Es de esperar que cuando ya no lo necesitó lo repuso. Bueno, aquí también, es decir, si toda la gente queda promocionada luego, tendrían que resarcir, tendrían que devolver; pero una vez que gracias a esto salieran adelante, y gracias a salir adelante, tuvieran un superávit para poder resarcir, quién sabe si incluso con creces. No lo dice el Evangelio, pero ya me dirás qué harían con el burro los apóstoles y Jesús cuando se retiraron, pues se lo devolverían a los dueños. Pues ojalá América pueda hacer esto también.
Alfredo Rubio de Castarlenas
Homilía de Abril de 1992 en Santo Domingo