El ícono es un objeto litúrgico y una obra de arte que hace sensible la realidad trascendental. Según la espiritualidad ortodoxa, no podemos conocer a Dios, es Él quien nos visita. A través del ícono se establece el puente para esta visita. En nuestra sociedad, donde prima la imagen, el ícono tiene mucha actualidad: ofrece una experiencia sensible del cristianismo.