A veces no es la muerte lo que atenaza. Es su preludio: la enfermedad. Ésta es sin embargo nuestro báculo para caminar con paz enfebrecida hacia ella.
ROMANCILLO DOBLE, DE FUERA Y DE DENTRO
Monasterio de San Jerónimo de la Murtra. Mientras convalezco en la soledad, y el silencio.
Murtra, mirto,
qué cerca y qué lejos.
Como agua de manso río,
pasa el tiempo
más despacio, más sumiso.
El aire, el sol, los deseos
¡todos son más cristalinos!
Esta fontana que siento
de paz de dónde me vino
tan de dentro?
Y esta fuente junto al mirto
en el claustro tan desierto
¿de qué venero escondido
viene cantando y riendo?
Se siente Paz como un brillo
mientras se vive muriendo.
La “Casa”, los míos,
¡qué cerca y qué lejos!
Alfredo Rubio de Castarlenas