SONETO A FRIBURGO
A petición de Juan Miguel
Por prados verdes y azulados lagos
y cielos tornadizos y montañas
–blancos monjes o grises ermitañas–
siempre vamos con gozo hacia estos pagos.
Ya pasaron los años que entre aciagos
caminos y por cumbres tan tamañas
se venía agobiado. Hoy las Españas
están cerca por pistas como halagos.
¡Vieja Ciudad que permaneces viva
encajada en la abrupta y verde riba
del Sarine que amoroso te entrelaza!
Sabia en saber y en doctas Teologías
y de razas crisol. Todos los días
de Suiza serás, óptima baza!
Alfredo Rubio de Castarlenas