12 h. mediodía
Ángelus. Suenan las campanas
En nuestro “parque de la Ciudadela”
hay patos, cisnes,
palomas y gaviotas;
más numerosos
que los seres humanos paseando.
Parecería
que los jardines estuvieran hechos
más para aquéllos
que no para los hombres
alevemente intrusos.
Bendito Edén
para esos seres tan alados
que en su vida no pecan nunca
y si matan no saben lo que hacen
y siguen inocentes y sin mácula.
¡Quién fuera pájaro
o cisne sobre el agua verdi-azul
del lago silencioso!
Como indigno de estar en este sitio
me voy despacio, más allá
de la verja de hierro
que lo separa
de los ruidos y la gente
del mundo.
Atrás se queda ¡sí! el paraíso
de una hora tan sólo esta mañana.
A José Ignacio que me ha acompañado en mi andar hoy.
Alfredo Rubio de Castarlenas