(en “el hombre a solas”) ֎
Resulta, Dios, que aún eres más grandote
que todas las remil galaxias juntas
que pueblan los espacios lejanísimos,
que, si infinitos son, los hombres dudan.
Pero mira por donde un ruiseñor
que hubiera en cualquiera de esos mundos,
nos atraería más, por ser viviente,
que todos los luceros que son mudos.
¡Oh la tierra tan llena de bandadas
de pájaros que pían por la tarde,
mientras los hombres hablan entre sí
de esas miradas que en el cielo arden.
Y Tú, como nosotros, al mirar
la obra gigantesca de tus manos
te fijas más en una florecilla
o en una sílaba de nuestros labios.
Una llama de amor es más brillante
que toda la luz de las constelaciones.
La vida es la huella de tus dedos
cuando besaste al mundo allá en la noche.
Y puedes además crear sin límites,
infinitos y nuevos universos
sin espacios ni tiempos; de otro modo
que imaginar siquiera, no podemos.
¡Oh Padre amigo! Ser tan poderoso
que eres capaz de darme el ser a mí,
en ese ignoto rinconcito azul
de mar y brisas que háblanme sin fin,
de Ti.
Alfredo Rubio de Castarlenas
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