(en “el hombre a solas”) ֎

 

Resulta, Dios, que aún eres más grandote

que todas las remil galaxias juntas

que pueblan los espacios lejanísimos,

que, si infinitos son, los hombres dudan.

 

Pero mira por donde un ruiseñor

que hubiera en cualquiera de esos mundos,

nos atraería más, por ser viviente,

que todos los luceros que son mudos.

 

¡Oh la tierra tan llena de bandadas

de pájaros que pían por la tarde,

mientras los hombres hablan entre sí

de esas miradas que en el cielo arden.

 

Y Tú, como nosotros, al mirar

la obra gigantesca de tus manos

te fijas más en una florecilla

o en una sílaba de nuestros labios.

 

Una llama de amor es más brillante

que toda la luz de las constelaciones.

La vida es la huella de tus dedos

cuando besaste al mundo allá en la noche.

 

Y puedes además crear sin límites,

infinitos y nuevos universos

sin espacios ni tiempos; de otro modo

que imaginar siquiera, no podemos.

 

¡Oh Padre amigo! Ser tan poderoso

que eres capaz de darme el ser a mí,

en ese ignoto rinconcito azul

de mar y brisas que háblanme sin fin,

de Ti.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

֎ [Nota. «El hombre a solas» es el nombre de un curso que Alfredo impartió en el Ámbito II durante 1989/90.]

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2 Comments

  1. Dormido en la penumbra – Biblioteca Digital 27 de septiembre de 2022 at 16:03 - Reply

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