FiiT +
Me telefoneó esta tarde Juan Miguel
Cuanto me alegra
oír tu voz
llegada desde España.
Pero me sabe a poco.
Yo deseo escucharte
habiendo tan sólo entre medio
la vibración del aire.
Deseamos llegar
y darte un fuerte abrazo.
Y yo también un beso
en tu frente de hijo bien amado.
Es una gran tristeza
el oírte sin verte
aunque es una alegría
aun sin verte, el oírte.
Ya sueño con el gozo de otearte
en un paisaje de naranjos
en flor, que hacen oler el viento.
Y comer juntos unas chirimoyas
de la verde Almuñécar.
Pues sí; que en la amistad
se une en todos los sentidos.
¡Qué frío es el teléfono
cuando cruza los mares
o sube a los satélites!
Es como filtrar las presencias
y volviéndose abstracto
lo que se desea concreto.
Y sin embargo, hoy…
¡Oh benditas invenciones
que perforan las lejanías
y nos traen al menos, unos ecos.
Alfredo Rubio de Castarlenas