Soneto de azúcar

 

 

Un otero, un alcor, una montaña

de múltiple color me habéis mandado.

Frutas y flores, ¡cuánto han rebosado

esta cesta grandísima de caña!

 

Nunca he visto belleza tan tamaña.

Flores y frutas bien han combinado

sus tiempos tan diversos y así han dado

la maravilla de esta gran maraña.

 

Cuanto agradezco vuestro buen deseo

de que con tantos frutos y hermosura

pueda seguir mi lastimada vida.

 

Con vuestro obsequio, hoy por hoy vadeo

mi sinuoso arroyo en la espesura,

pues vuestro amor a revivir con vida.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

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