NOCHE DE REYES 1990

 

¡Oh Reyes Magos! Mientras caminabais,

nos llegaron de lejos tristes nuevas:

inocentes que tanto a Dios amaban

derramaron su “sangre en primavera”…

y quedó esparcida por el polvo

fingiendo rosas rojas, como aquellas

de aquellos Santos Niños degollados

por Herodes con saña y con soberbia.

 

Cual Raquel, también hoy, por todas partes

van llorando estos padres las ausencias.

(Apiádate de ellos, oh Señor!

Que María les dé su fortaleza!).

 

… Y al igual que en Belén, salvose un niño.

(A este niño negro, ¿qué le espera

en medio de esa África de Egipto?).

 

Cuando lleguéis, ¡oh Reyes! a la Cueva

además del incienso, oro y mirra

presentadle a Jesús tan alta pena

y bendiga esa sangre que le amaba

y se los lleve ya a la vida eterna.

 

 

Alfredo Rubio de Castarlenas

 

     

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